Una introducción al método científico

Para llegar a nuevos descubrimientos los científicos se guían por una serie de pasos conocidos en su conjunto como "el Método Científico". En este artículo nos adentramos en su lógica interna y en el pensamiento científico.

Una introducción al método científico
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El método científico tal como lo conocemos actualmente surgió en la década de 1930, pero sus orígenes se remontan hasta la antigua Grecia y al mundo musulmán de los primeros siglos. Aunque sus principios han variado a lo largo de la historia, sigue contribuyendo al desarrollo y al conocimiento humano.

Para entender cómo funciona o cómo nos conduce a nuevos descubrimientos, es necesario definir primero el concepto de lo que es la «ciencia».

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La ciencia, una palabra derivada del latín «scientia», significa conocimiento. Un conocimiento que, según el diccionario Merriam-Webster, está basado en datos demostrables y reproducibles.

En otras palabras, la ciencia es un enfoque ordenado y lógico que nos permite entender cómo funcionan las cosas.

También es una acumulación de conocimientos que obtenemos del estudio de la naturaleza y el universo. Como una gran «biblioteca» en la que figuran todos los saberes de la humanidad.

Saberes que están basados en observaciones, ya sean de observaciones directas, como la caída de una manzana, o de forma indirecta, «ver» el paso de una partícula subatómica por su interacción con otras partículas. En el segundo caso no vemos la partícula en sí, pero sabemos que está ahí por las huellas que deja, podemos medir su masa, su velocidad, etc.

Además ese conocimiento debe ser reproducible. Es decir, otros científicos también deben ser capaces de observar lo mismo que nosotros bajo las mismas circunstancias sin importar dónde estén.

Por ejemplo, los biólogos suelen recolectar algunas muestras de las especies que van descubriendo para que otros puedan estudiar las mismas características que ellos notaron.

Sí esto no se cumple, sí ningún otro investigador puede obtener los mismos resultados que nosotros, nuestras conclusiones, nuestros hallazgos, no serán aceptados.

Para llegar a ése punto, los científicos se guían por una serie de pasos conocidos en su conjunto como el «Método Científico». Una especie de mapa que permite confirmar que «algo» es real. Un método basado, principalmente, en dos tipos de razonamiento: deductivo e inductivo.

El razonamiento deductivo es aquel que parte de una generalidad o de una premisa (una afirmación o negación sobre algo) para llegar a un hecho concreto, por ejemplo: los gases nobles son estables. Luego, el xenón es un gas noble (un elemento químico de la tabla periódica). Por lo tanto, el xenón es estable.

En cambio, el razonamiento inductivo es todo lo contrario, parte de una idea específica para llegar a una conclusión usando generalidades y analogías (relación de cosas parecidas entre sí).

«Por ejemplo —dice Peter Ellerton, de la Universidad de Queensland—, si encuentro un cráneo fosilizado de un animal extinto que tiene dientes afilados, podría preguntarme qué comió. Busco animales vivos hoy que tienen dientes afilados y noto que son carnívoros. Razonando por analogía, concluyo que el animal también era carnívoro».

Este mismo razonamiento utilizaba Sherlock Holmes cuando afirmaba qué: «Quien se guiase por la lógica podría inferir de una gota de agua la existencia de un océano Atlántico o de un Niágara sin necesidad de haberlos visto u oído hablar de ellos».

En palabras más académicas, el método científico es un método ordenado de pruebas, y análisis dónde se recopilan datos observables para llegar a una conclusión.

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Cómo en todo mapa, el camino principal es rígido. Aunque la manera en cómo se aborda dependerá del campo, la creatividad, la inteligencia o la imaginación que cada investigador posea a la hora de sus estudios.

Hay unos que tomarán una vereda para estudiar un tema en específico, mientras que otros irán por un camino menos asfaltado.

Pero en su esencia todos tratan de llegar al mismo sitio valiéndose de los mismos principios, a grandes rasgos: la observación, la hipótesis, la experimentación, y las conclusiones que pueden, o no, llevar a una teoría (una teoría científica, hechos comprobados).

«A pesar de su estructura rígida el método científico todavía depende de las capacidades más humanas […] y sin estos, no puede existir», apuntó en un artículo Mauricio Castillo, el editor en Jefe de la revista American Journal of Neuroradiology.

Cómo podemos deducir, el método científico está pensado para dejar por fuera las opiniones, las ideas sin fundamento, los prejuicios (sesgos) o preferencias que podríamos tener sobre un tema.

Dentro de la ciencia una opinión no tiene cabida si no es demostrado a través de las evidencias. Sin importar si las opiniones son de un Premio Nobel o partan de una creencia religiosa.

Así podríamos opinar sobre el consumo de la marihuana. Estar a favor o en contra. Pero esa opinión no tiene peso frente a los artículos que se han publicado al respecto.

Se sabe, por ejemplo, que un consumo controlado reduce los síntomas de la enfermedad del Parkinson, pero también se sabe que el consumo en la adolescencia altera el desarrollo del cerebro.

Para que algo se acepte dentro del mundo científico, lo que se plantea debe pasar todas las pruebas posibles. En nuestro ejemplo de la marihuana, debe pasar los ensayos clínicos.

Luego, los datos recopilados se publicarán en revistas especializadas para ser revisados por otros expertos en el campo del estudio. Es por esto es que la ciencia se enfoca exclusivamente en el mundo natural y no se ocupa de explicaciones sobrenaturales.

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A pesar de todo de todo el rigor, las conclusiones científicas pueden cambiar con nuevas observaciones y nuevas técnicas. Por ende la ciencia no es una verdad absoluta, si no que son verdades que cambian con el tiempo.

Hoy sabemos cómo se heredan las características de padres a hijos, pero cuando Mendel desarrolló sus leyes de la herencia no se habían descubierto los cromosomas ni el ADN. Por lo tanto, Mendel no supo el «cómo», solo sabía que ciertas características, como el color, se heredan.

En la misma línea, en 2020 un grupo internacional de astrónomos afirmó haber descubierto fosfina, un gas relacionado con microorganismos, en la atmósfera de Venus. Meses más tarde se halló errores en el artículo original, eliminando, por ahora, las posibilidades de la existencia de vida en ese planeta.

Aún con todo el arsenal de nuevos conocimientos que ha traído el método científico, hay voces que abogan por una modificación en algunos de sus principios. Ya que, fuera de las ciencias naturales puras (física, química y biología), las ciencias sociales no pueden cumplir con todos sus pasos. Pero por ahora sigue siendo la mejor guía para el avance de la sociedad.

Como decía Carl Sagan:

«La ciencia no es perfecta, con frecuencia se utiliza mal, no es más que una herramienta, pero es la mejor herramienta que tenemos: se corrige a sí misma, está siempre evolucionando y se puede aplicar a todo. Con esta herramienta conquistamos lo imposible».

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[Desde Guna Yala, un artículo de Morbeb]

OTRAS REFERENCIAS:

Herr, N. (2007). Deductive Reasoning. The Sourcebook for Teaching Science. http://www.csun.edu/science/ref/reasoning/deductive_reasoning/index.html
Universidad de California (2013). Understanding Science: An overview. Understanding Science, How Science Really Works. https://undsci.berkeley.edu/article/0_0_0/intro_01
Bradford, A. & Hamer, A. (16 de enero de 2022). Science and the scientific method: Definitions and examples. Live Science. https://www.livescience.com/20896-science-scientific-method.html
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