Hace unos 265 millones, un depredador de casi tres metros de largo representaba el carnívoro más grande de su era en América del Sur, según unos restos fósiles descubiertos en Brasil por un equipo internacional de paleontólogos.
Nombrado como Pampaphoneus biccai, el animal prehistórico pertenece al clado de los primeros terápsidos llamados dinocéfalos, un grupo de animales emparentados con los mamíferos actuales. Los dinocéfalos prosperaron en la tierra antes del evento de extinción masiva del pérmico-triásico (hace 252 millones de años) que acabó con el 86% de la vida en la tierra, unos 10 millones de años antes de la aparición de los primeros dinosaurios.
El grupo contenía criaturas de tamaño mediano a grande e incluía algunos de los depredadores terrestres más grandes conocidos de su tiempo. Estos animales poseían huesos craneales gruesos, lo que dio lugar al nombre del grupo, que se traduce como «cabeza terrible» en griego.

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Aunque el clado estuvo temporalmente restringido al Guadalupiano (270-265 millones de años), habría tenido una distribución global. Los fósiles se han descubierto en China, Kazajstán, Rusia, Sudáfrica, Tanzania y Zambia. Siendo Pampaphoneus biccai la única especie conocida en Brasil.
La especie se describió originalmente en 2012 a través de un cráneo bien conservado de 32 centímetros de largo recuperado en Paraná, al sur de Brasil, en un afloramiento de la Formación geológica Rio do Rasto (del Guadalupiano). El mismo sitio donde se descubrió el nuevo fósil.

Los restos detallados en el nuevo paper incluyen un cráneo completo, mandíbula inferior y algunos huesos esqueléticos, como costillas y huesos de los brazos.
Según las mediciones, el espécimen en vida habría sido mucho más grande que el anterior, ya que su cráneo es mayor en longitud, 36 centímetros de largo.
Más allá de esa diferencia, el nuevo fósil está excepcionalmente conservado, por lo tanto, aporta información sin precedentes sobre la especie y su morfología. Por ejemplo, el equipo descubrió que la especie presentaba cinco incisivos superiores en cada premaxilar (dientes frontales). Además también poseía un gran canino recurvado presente en ambos maxilares, seguido por nueve postcaninos (lo que serían los molares y premolares en los mamíferos) los cuales están completamente conservados.

Sus grandes y afilados caninos habrían estado adaptados para capturar presas, llevando a Pampaphoneus, posiblemente, a desempeñar el mismo papel ecológico que los grandes felinos modernos, dicen los científicos. Su dentición y arquitectura craneal sugieren que su mordida era lo suficientemente fuerte como para masticar huesos, de manera muy similar a las hienas modernas.
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Aunque el nuevo cráneo de Pampaphoneus es el más grande jamás encontrado intacto, la investigación sugiere que un fósil no identificado previamente representa un posible tercer individuo que era hasta dos veces más grande que el nuevo hallazgo. Si bien a este último sólo se le conoce por un fragmento de su mandíbula, tiene características suficientes para identificarlo como Pampaphoneus, indicaron los autores en su artículo.

Los investigadores estiman que los individuos más grandes de Pampaphoneus podrían alcanzar casi tres metros de largo y pesar alrededor de 400 kg. Habrían sido hábiles depredadores capaces de alimentarse de animales de tamaño pequeño a mediano, como el pequeño dicinodonte Rastodon un herbívoro del tamaño de un cerdo y el anfibio gigante Konzhukovia, cuyos restos también se han encontrado en la misma localidad, y habrían compartido —para su mala suerte— el mismo hábitat con estos grandes depredadores en la tierra primitiva.
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