Un equipo internacional de geólogos dirigidos por investigadores de la Universidad de Auckland descubrió pequeñas esférulas que datan de más de 3 400 millones de años incrustadas en rocas volcánicas. Su composición química indican un origen extraterrestre, por lo tanto, serían la evidencia más antigua de la caída de un meteorito en la Tierra, según una presentación en la 54.ª Conferencia de Ciencias Lunar y Planetaria celebrada en Texas a mediados de marzo.
Las esférulas se habrían formado cuando un bólido, un meteoro de gran tamaño, explotó en la atmósfera vaporizando las rocas terrestres. Es decir, el impacto de algunos meteoritos en la tierra derivados de ese bólido elevaron las rocas en forma de vapor que luego cayeron como gotas de rocas fundidas, se condensaron y se solidificaron, formando las esférulas que los investigadores descubrieron en la Formación Dresser en Australia en 2019.
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Según el equipo, esta hipótesis sería la más correcta, ya que la composición química de las esférulas indican casi con seguridad un origen extraterrestre. Por ejemplo, se detectaron elementos del grupo del platino como el iridio en cantidades mucho mayores que las que se encuentran normalmente en las rocas terrestres, así como minerales llamados espinelas de níquel-cromo e isótopos de osmio dentro del rango típico de la mayoría de los meteoritos.
Además, también notaron que los fragmentos tenían las características de mancuerna y lágrima de las esferas de impacto y contenían burbujas, que tienden a formarse cuando las salpicaduras de roca derretida se solidifican después del impacto de un meteorito.

Para fechar esos pequeños trozos de roca, de no más de 8 milímetros, el equipo utilizó isótopos de los elementos descubiertos. Un isótopo es una versión del mismo elemento químico pero con una masa diferente, debido a la cantidad de neutrones en sus núcleos. Cómo los isótopos se desintegran con el tiempo (se convierten en otro elemento), es posible saber la edad del mineral o roca por la cantidad del isótopo que queda o la cantidad del otro elemento que se formó apartir de dicho isótopo en las muestras.
En otras palabras, si la vida media del Osmio, por ejemplo, es de 3 millones de años, eso significa que la mitad del elemento en las esférulas se transformarán en otro elemento en esos millones de años. Por lo tanto, dependiendo de la cantidad de Osmio que contenga la roca o el elemento que se formó podemos saber la edad que tienen las rocas. Así, han fechado las férulas en 3 480 millones de años.

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Hasta la fecha, el impacto más antiguo identificado con depósitos de esférulas en el registro geológico están fechados en 3 470 millones de años, descubiertos en Sudáfrica y Australia. Mientras que el cráter de impacto más antiguo, el cráter de Yarrabubba en Australia Occidental, data de hace unos 2 290 millones de años.
Encontrar evidencia de impactos mucho más antiguos es difícil, debido a que las placas tectónicas y la erosión de la tierra suelen borran la evidencia de estos eventos.
Por lo tanto, las esférulas recién descubiertas «representan la evidencia más antigua de un posible impacto de bólido en el registro geológico de la tierra», concluyeron los científicos.
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[Desde Guna Yala, un artículo de Morbeb]







