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La antigua historia de los besos y su posible papel en la propagación de enfermedades

Un dúo de investigadores de la Universidad de Copenhague ha rastreado el registro del beso romántico más antiguo del mundo hasta 2 500 años a.C.

Hasta la fecha, el registro más antiguo de un beso romántico aceptado estaba en los textos sánscritos védicos hindúes, que datan de hace unos 3 500 años. Desde la India, la «cultura» de los besos, se habría extendido hacia otras partes del mundo antiguo.

Pero un dúo de investigadores de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca, sugiere que en las primeras sociedades mesopotámicas, en la actual Siria e Irak, besarse ya era una práctica bien establecida hace al menos 4 500 años. Lo que desplaza la documentación más antigua del beso 1 000 años atrás en el tiempo.


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Las investigaciones sugieren que los besos románticos evolucionaron para evaluar la salud y la compatibilidad genética de la potencial pareja a través de señales químicas comunicadas en la saliva o el aliento, aumentando así el apego y facilitando la excitación sexual y, por lo tanto, las relaciones sexuales.

Los estudios sobre bonobos (Pan paniscus) y chimpancés (Pan troglodytes), los parientes vivos más cercanos a los humanos, han demostrado que ambas especies besan, lo que parece indicar que dicho comportamiento existió temprano en el curso de nuestra evolución.

Un artículo de 2017, por ejemplo, encontró una posible transferencia de algunos microbios orales entre humanos y neandertales hace unos 126 000 años. Lo que sería indicativo, pero no una prueba en toda regla, de un beso prehistórico.

Para su artículo publicado en mayo en la revista Science, los científicos de la Universidad de Copenhague, rastrearon el registro de los besos más antiguos hasta los escritos mesopotámicos, 2 500 a.C.

Aunque dos esculturas que parecen mostrar amantes en un acto sexual, podrían implicar su existencia antes de la invención de la escritura. Uno descubierto en Ain Sajri (Cisjordania) data de hace unos 11 000 años y muestra dos figuras sin rastros faciales donde los labios parecen tocarse; y otro descubierto en Malta que data de hace unos 5 000 años.

Por lo tanto, «Besar no debe considerarse como una costumbre que se originó exclusivamente en una sola región y se extendió desde allí, sino que parece haber sido practicado en múltiples culturas antiguas durante varios milenios», dicen los autores. Aunque habría sido predominante en sociedades más avanzadas y con divisiones de clases sociales.

La antigua historia de los besos y su posible papel en la propagación de enfermedades
Fig. 2. Los amantes de Ain Sajri. Escultura de amantes abrazados presentada en bajo relieve sobre adoquín de calcita. La pareja se muestra frente a frente, uno abrazando al otro que está sentado en su regazo por los hombros. Créditos: Museo Británico.

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En la Mesopotamia, la gente escribía en escritura cuneiforme en tablillas de arcilla, y registraban los sucesos y comportamientos de la sociedad, principalmente en lenguas sumeria y acadia, desde unos 3 200 a.C.

En estos estos primeros textos, el beso en los labios se describe en relación con actos eróticos. Por ejemplo, dicen los autores, besar era algo que hacían las parejas casadas, aunque también se consideraba como parte del deseo sexual de una persona soltera cuando estaba enamorada.

Dos textos de hace unos 3 800 años son reveladores. «Uno describe cómo una mujer casada casi fue descarriada por un beso de otro hombre, y el otro describe a una mujer soltera que jura evitar besar y tener relaciones sexuales con un hombre específico», escriben los científicos.

Tales muestras sentimentales habrían estado reguladas por la sociedad, como los besos en público, entre solteros o adúlteros. Incluso se creía que «besar a una persona que no estaba destinada a ser sexualmente activa, como una sacerdotisa, privaba a quien besaba de la capacidad de hablar».

Aún a pesar de estás «prohibiciones» las muestras de amistad y afecto familiar, también incluían besos. Así como también se utilizaban en contextos rituales, donde una persona necesitada de restauración divina podía besar a una persona en estado de trance, a una anciana o a una esclava.

Además de su importancia para el comportamiento social y sexual , la práctica de besar también pudo haber jugado un papel en la transmisión de microorganismos, causando la propagación de distintos virus entre humanos.

En este sentido, un estudio del año pasado encontró genomas antiguos del Virus del Herpes Simple (VHS) en muestras dentales de europeos que datan del 253 al 1 700 d.C. Los investigadores descubrieron que hubo un cambio en los linajes dominantes del (VHS-1) en la Edad del Bronce, lo que se pudo deber «a la introducción de nuevas prácticas culturales como los besos sexuales románticos».

Entre los textos médicos mesopotámicos, la enfermedad llamada bu’ša¯nu, podría haber reflejado la infección por VHS-1, además de otras enfermedades modernas, como la difteria. La enfermedad bu’ša¯nu se localizaba principalmente en o alrededor de la boca y la faringe, lo que actualmente son las señales más evidentes de la infección por el herpes.

La sociedad mesopotámica habría evitado una propagación más amplia de las infecciones sin saberlo a través de las prohibiciones, dicen los autores.


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Estos estudios son la evidencia de que besar era una práctica común en la antigüedad, lo que potencialmente representaba una influencia constante en la propagación de microbios transmitidos por vía oral, como el HSV-1.

Aunque es posible que algunas sociedades no hayan practicado el beso romántico-sexual, debe haber sido conocido en la mayoría de las culturas antiguas, lo que podría ser indicativo de una casi universalidad, concluyen los científicos.

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Romnel Martínez
Romnel Martínez
Romnel cubre todo lo referente a temas científicos y es el editor principal de Morbeb. Estudió microbiología en la Universidad de Panamá y cursó física matemáticas en la Universidad Tecnológica. Es melómano y aficionado a series policíacos.
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