Primera cirugía cerebral de un feto en el útero

La primera cirugía de su tipo podría ayudar a más niños en el futuro.

Primera cirugía cerebral de un feto en el útero
Detección de una malformación de vena de Galeno en un feto de 32 semanas por resonancia magnética materna. Créditos: Gailloud, et al. / Journal of Perinatology, 2005. http://dx.doi.org/10.1038/sj.jp.7211349

Médicos del Boston Children’s Hospital (EE.UU) han realizado con éxito una cirugía cerebral para reparar una malformación congénita en el cerebro de un feto dentro del útero, por primera vez.

El feto tenía 34 semanas y 2 días de desarrollo cuando los médicos intervinieron en su cerebro para reparar una malformación llamada «Malformación de la Vena de Galeno», una malformación que puede ser fatal en recién nacidos.

Hasta ahora los fetos con la malformación solo tenían tratamientos después del nacimiento cuando la enfermedad ya tenía altas probabilidades de afectar al corazón y al cerebro. Por lo tanto, el nuevo informe ofrece cierta esperanza para este tipo de enfermedades.

La malformación de la vena de Galeno es un tipo raro de malformación de los vasos sanguíneos que aparece durante el desarrollo fetal. Se calcula que afecta alrededor de 1 de cada 60 000 nacimientos.

En un paciente con esta malformación algunos capilares en el cerebro no se desarrollan, por lo tanto, las arterias se conectan directamente con una vena principal, la vena de Galeno. Como la sangre ya no pasa por los capilares, fluye con mucha presión hacia las venas, provocando que el corazón trabaje más fuerte, lo que puede llevar a insuficiencia cardíaca y causar hipertensión en las arterias de los pulmones y el corazón. Y debido a la presión, también puede causar un daño cerebral que da como resultado un deterioro neurológico y cognitivo. Por esto, la malformación de la vena de Galeno tiene una alta tasa de mortalidad.

Estas condiciones empeoran cuando el bebé nace. Dentro del útero el feto está protegido, la placenta ayuda a regular el flujo sanguíneo y la presión arterial. Sin embargo, la protección se pierde cuando el bebé sale de la madre, debido a que poco después del nacimiento, se cierra un pequeño vaso sanguíneo que conecta una arteria pulmonar con la aorta aumentando la presión en las arterias de los pulmones.

Fig. 2. Normalmente, la sangre fluye de las arterias a las venas a través de una red de finos capilares que reducen la fuerza de la sangre de regreso al corazón (izquierda). En un bebé con una malformación de vena de Galeno (derecha), faltan los capilares. La fuerza resultante sobre las venas y el corazón puede provocar insuficiencia cardíaca. Créditos: Weill Cornell Medicine.

Actualmente, el tratamiento para contrarrestar los efectos de la malformación se realiza después del nacimiento e implica bloquear las conexiones de la arteria a la vena en el cerebro, lo que se conoce como embolización. Pero muchas veces esto no evita la aparición de problemas cardíacos y otras enfermedades que derivan de la condición.

«A pesar de décadas de refinamiento de la técnica de embolización transarterial y el establecimiento de centros de referencia especializados, los fetos diagnosticados con vena de la malformación de Galeno siguen teniendo una alta mortalidad, con sobrevivientes enfrentando altas tasas de neurológico severo y morbilidad cognitiva», escribieron los médicos en su artículo.

En el nuevo ensayo, los médicos de Boston Children’s Hospital realizaron la embolizacion dentro del útero con la ayuda de una ecografía. Los expertos supusieron que con una cirugía de este tipo evitaría enfermedades en el futuro bebé. Algo que se confirmó cuando el niño nació.

Primera cirugía cerebral de un feto en el útero
Fig. 3. Ultrasonido y resonancia magnética nuclear (RMN) antes y después del procedimiento. A, la ecografía Doppler color que precede a la embolización fetal muestra un flujo ávido dentro de la várice prosencefálica (flecha roja) y el seno falcino (flecha verde). B, Microalambre avanzando dentro de la várice (flecha azul) antes del despliegue de la bobina. C, después de la embolización, la señal Doppler está ausente desde el interior del seno falcino (flecha amarilla) y la várice, reemplazada por una señal ecogénica con reverberaciones acústicas posteriores de la masa de la bobina (flecha púrpura). D, Imagen de resonancia magnética preembolización fetal potenciada en T2 axial, ( E ) imagen fetal posterior a la embolización y ( F) La imagen del día 1 posnatal muestra una disminución progresiva del tamaño de las várices. Créditos: Orbach, et al. / Stroke, 2013.

Según el informe, durante la cirugía se demostró una reducción marcada en el flujo sanguíneo y trás la operación también se redujo el ritmo cardíaco y no se demostró efectos nocivos en el feto.

Después de dos días de la cirugía, el bebé nació sano por inducción del parto vaginal, ya que el procedimiento había provocado la ruptura prematura de las membranas del útero. Sin embargo, una vez que nació el bebé, su sistema cardiovascular parecía estar funcionando normalmente y no requirió apoyo adicional ni cirugía. Debido a que el nacimiento fue prematuro, el bebé tuvo que permanecer en la unidad de cuidados intensivos neonatales del hospital durante varias semanas, tiempo durante el cual los médicos continuaron monitoreando su cerebro.

No vieron ningún signo de mal funcionamiento neurológico, acumulación de líquido o sangrado, y a la madre y al bebé se les dio el visto bueno y fueron enviados a casa.

Debido a que este es el primer paciente en un ensayo clínico en curso, en total serán 20 cirugías hasta diciembre, la técnica no está lista para una aplicación generalizada. Esto es, qué un caso funcione no significa que todos tengan el mismo éxito. Por ende habrá que esperar los demás resultados. Pero sin duda es un gran avance en el tratamiento de malformaciones congénitas y podría reducir el riesgo de daño cerebral a largo plazo, discapacidad o muerte en los bebés en el futuro.

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[Desde Guna Yala, un artículo de Morbeb]

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