En nuestra vida diaria, un simple bolígrafo o lápiz es una herramienta esencial para comunicarnos y dejar nuestra huella en papel. Pero, ¿qué sucede cuando la gravedad deja de existir y todo flota en un eterno baile orbital? Aquí radica el motivo por el cual los astronautas optan por herramientas espaciales diseñadas específicamente para este entorno peculiar.
Un lápiz o bolígrafo convencional puede parecer inofensivo en la Tierra, pero en el espacio, se convierten en fuentes potenciales de desechos microscópicos. El uso de lápices convencionales, que están hechos de grafito y arcilla, pueden desprender partículas y polvo que pueden flotar en la microgravedad. En un entorno espacial donde el aire contiene oxígeno y otros gases inflamables, estas partículas pequeñas pueden representar un riesgo de incendio, dañar equipos críticos o incluso ingresar a los ojos, narices o bocas de los astronautas.
Además, los bolígrafos tradicionales también eran problemáticos en gravedad cero, ya que su tinta basada en capilaridad no fluía adecuadamente en ausencia de gravedad. En el espacio, la tinta de estos bolígrafos no podía descender por la gravedad para alcanzar la punta, lo que resultaba en una escritura intermitente o nula.
Lee también: La antigua historia de los besos y su posible papel en la propagación de enfermedades
Para evitar esta problemática, La Fisher Pen Company, fundada por Paul C. Fisher, invirtió alrededor de un millón de dólares de recursos privados en el desarrollo del bolígrafo espacial, «Fisher Space Pen». Este innovador instrumento superó numerosos desafíos técnicos y fue adquirido posteriormente por la NASA y la agencia espacial rusa para su uso en el espacio.
Los bolígrafos espaciales están diseñados con sistemas de contención de tinta y plomo, respectivamente, que evitan la liberación de partículas al escribir. La tinta en los bolígrafos espaciales está presurizada y fluye mediante un mecanismo especial, garantizando que no se forme una nube de tinta.
Se dice que la NASA gastó millones de dólares en desarrollar un bolígrafo que funcionara en un entorno de microgravedad. Los cosmonautas rusos, por el contrario, supuestamente solucionaron el problema utilizando lápices de grafito, pero no es totalmente cierto, la NASA GASTÓ algo de recursos en investigar la viabilidad de un bolígrafo espacial, pero abandonó el proyecto tempranamente debido a los altos costos asociados.
Además de los bolígrafos y lápices adaptados, la tecnología moderna ofrece a los astronautas formas alternativas de registrar información. Las tabletas y pantallas táctiles, diseñadas para funcionar sin gravedad, permiten escribir, dibujar y anotar de manera electrónica sin generar partículas que puedan resultar perjudiciales.
