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Se ha observado a un virus «parasitando» a otro virus, por primera vez

El descubrimiento de la Universidad de Maryland sugiere que los virus pueden interactuar entre sí de forma mucho más directa.

El último descubrimiento en el campo de la virología son dos virus adheridos entre sí para infectar a una bacteria.

La interacción observada en una muestra de suelo, es el primer descubrimiento de su tipo: un virus unido a otro. Lo que sugiere que la relación entre los virus puede ser mucho más estrecha de lo que se creía, según un estudio publicado en The ISME Journal.


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Para entender esto, es necesario mencionar que en el mundo de los virus, la virosfera, hay muchos elementos genéticos móviles similares a virus, conocidos como virus satélites. No son virus propiamente dichos, sino que son más pequeños y carecen de algunos genes (trozos de ADN) que posee un virus común. Por lo tanto, necesitan la ayuda tanto de los virus verdaderos (conocidos como «ayudantes») como de las células que invaden, para completar sus partes faltantes.

Por ejemplo, algunos satélites no tienen genes para formar su cápside, la cubierta que protege su material genético (su «cabeza»); mientras que otros no tienen genes para replicar su ADN, para multiplicarse una vez dentro de su huésped.

Hasta la fecha, se sabe que los satélites resuelven estas carencias genéticas ingresando a una bacteria (sin ser virulento) al mismo tiempo que un virus o permaneciendo latente esperando a su ayudante dentro de una célula, para luego robar los genes víricos y completar su ciclo de «vida».

Estás interacciones normalmente ocurren dentro del huésped, cuando los dos virus están cerca el uno del otro. Pero nunca se había observado a un satélite parasitando directamente a su ayudante fuera de una bacteria, en el medio ambiente, y nunca se había observado a uno virulento, hasta ahora.

Fig. 2. Arriba: Los fagos satélites conocidos muestran una cabeza pequeña y una cola. Abajo: el sistema Flayer tienen ayudantes virulentos y satélites que codifican genes de la cápside; los satélites exhiben una morfología típica cuando no son virulentos y una morfología novedosa para la coinfección simultánea cuando son virulentos. Créditos: Carvalho, et al. / The ISME Journal, 2023.

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En el nuevo estudio, virólogos de la Universidad de Maryland aislaron a un satélite unido al cuello de un virus en muestras de suelos tomados en Poolesville, Estados Unidos.

El satélite, llamado MiniFlayer, parece absorber las proteínas de su virus auxiliador, MindFlayer, un bacteriófago que infecta a la bacteria Streptomyces scabiei, clavando su pequeña cola en el cuello del fago.

Se ha observado a un virus "parasitando" a otro virus, por primera vez
Fig. 2. Imagen coloreada de un microscopio electrónico de transmisión que muestra al virus satélite recién descubierto adherido a su virus auxiliar. Créditos: Tagide de Carvalho.

El equipo, descubrió que el satélite tenía genes para formar su cápside y su cola, pero carecía de genes para la replicación, así como tampoco tiene genes para sintetizar las integrasas, las enzimas (proteínas) que le ayudan a integrar su ADN al ADN bacteriano y permanecer inactivo, escondido, a la espera de otro virus.

Al no poseer la capacidad de integrar su material genético a la célula huésped por su propia cuenta, MiniFlayer habría desarrollado un nuevo mecanismo para completar su ciclo de vida: unirse directamente a su ayudante. Por lo tanto, representa primer satélite descubierto hasta la fecha que ha perdido su aptitud de invadir una célula por sus propios medios.

A través de imágenes de microscopía electrónica de las muestras recogidas, los científicos observaron que el 80 por ciento de los ayudantes tenían un satélite atado al cuello. Además, aquellos virus que estaban libres tenían restos del satélite, de uniones previas, presentes en el cuello, como «marcas de mordiscos» (fig. 4 E). Lo que sugiere, dicen los autores, que el número es una subestimación y el porcentaje de la interacción entre el virus y el MiniFlayer sería mucho mayor.

Se ha observado a un virus "parasitando" a otro virus, por primera vez
Fig. 3. Imágenes de Microscopio Electrónico de Trasnmisión representativas de (A) MulchRoom (otro virus); (B) MindFlayer; (C) MiniFlayer; (D) MiniFlayer adsorbido en el cuello de MindFlayer; (E) Proteínas del cuello de MindFlayer que muestran fibras residuales de la cola de MiniFlayer; (F) MindFlayer/MiniFlayer adsorbido en S. scabiei . Las puntas de flecha indican puntos de conexión. Créditos: Carvalho, et al. / The ISME Journal, 2023.

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El equipo, también observó varios casos de virus en la membrana de la bacteria con el satélite adjunto, pero no encontraron casos de MiniFlayer directamente adherido a la superficie del huésped. Lo que refuerza la idea de que el MiniFlayer ha perdido la capacidad de invadir a una bacteria por sí misma.

Si bien, el mecanismo de cómo los dos infectan a la bacteria al mismo tiempo y de cómo el satélite somete al virus aún son un misterio, el descubrimiento sugiere que MiniFlayer evolucionó de forma única para ingresar a la célula huésped al mismo tiempo que su ayudante.

Además, la entrada simultánea sería la única explicación, por ahora, para que la interacción entre el satélite y el virus se haya mantenido durante miles de años de evolución como descubrieron los científicos a través del análisis genético.

Por lo tanto, hasta donde sabemos, concluyen los autores, este es el primer informe de un satélite que se ha adaptado para mantener una asociación estable con un virus auxiliar de forma directa: parasitando a su ayudante.

[Publicado originalmente en noviembre de 2023].

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Romnel Martínez
Romnel Martínez
Romnel cubre todo lo referente a temas científicos y es el editor principal de Morbeb. Estudió microbiología en la Universidad de Panamá y cursó física matemáticas en la Universidad Tecnológica. Es melómano y aficionado a series policíacos.
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