Un hito médico: La atrofia muscular espinal se trata por primera vez en el útero

El caso único de una niña redefine lo posible en el tratamiento de enfermedades neuromusculares.

Un hito médico: La atrofia muscular espinal se trata por primera vez en el útero
Imagen de archivo de un feto en el útero. Créditos: YsaL/Getty.

Una niña de dos años y medio se ha convertido en la primera persona en recibir tratamiento para la atrofia muscular espinal (AME) mientras aún estaba en el útero. Lo más sorprendente es que, hasta hoy, no muestra signos de esta enfermedad genética que, de otro modo, habría condicionado su vida desde los primeros meses. Este caso, publicado la semana pasada en The New England Journal of Medicine, podría marcar un antes y un después en la medicina fetal y el tratamiento de enfermedades neuromusculares.

Según el informe, la niña tenía un alto riesgo de desarrollar AME tipo 1, la forma más grave de esta enfermedad. Su hermano mayor había fallecido a causa de la misma condición, lo que llevó a los médicos a realizar pruebas genéticas durante el embarazo. Mediante una amniocentesis (un análisis del líquido amniótico), confirmaron que el feto no tenía copias del gen SMN1, crucial para la producción de la proteína SMN, una proteína esencial para la función y supervivencia de las neuronas motoras. Solo contaba con dos copias del gen SMN2, un «respaldo» menos eficiente: el cuerpo de la niña no podía producir suficiente proteína para evitar la enfermedad.


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La AME es una enfermedad genética devastadora que afecta a 1 de cada 10 000 nacimientos. Básicamente, les roba la capacidad de moverse, tragar y hasta respirar, porque ataca las neuronas motoras que controlan los músculos. Es como si el cuerpo se apagara poco a poco. En sus formas más graves, como la tipo 1, los bebés presentan síntomas antes de los seis meses, y una esperanza de vida que rara vez supera los dos años. Sin tratamiento, la niña habría enfrentado un futuro similar.

Aquí es donde entra el risdiplam, un medicamento que actúa como un «corrector molecular». En personas con AME, el gen SMN2 (la única copia que posee la niña) produce una proteína SMN defectuosa debido a un error en el empalme del ARN, un proceso crucial en la producción de proteínas. Cuando el ADN se copia a ARN mensajero para la síntesis de proteínas, no solo se lleva la información necesaria, sino también partes «sobrantes». El empalme es como un editor que elimina esas partes innecesarias para dejar solo la información esencial. En el caso del SMN2, este «editor» corta una parte crucial, lo que resulta en una proteína incompleta y no funcional.

El risdiplam corrige este error. Al unirse al ARN del gen SMN2, evita que se corte la parte esencial, permitiendo que se produzca una proteína SMN completa y funcional. Este mecanismo es clave para compensar la falta del gen SMN1 y prevenir la degeneración de las neuronas motoras.

Con el diagnóstico confirmado, los médicos del Hospital de Investigación Infantil St. Jude, en Estados Unidos, solicitaron la aprobación de la FDA para administrar risdiplam a la madre durante el embarazo. Este medicamento, que normalmente se toma por vía oral, tiene la ventaja de ser una molécula pequeña capaz de cruzar la placenta y llegar al feto. Un dato que se había descubierto en los ensayos para la aprobación del medicamento.

Bajo estrictos protocolos éticos y científicos, la madre comenzó a tomar 5 miligramos de risdiplam al día a partir de la semana 32 de gestación.

El seguimiento fue riguroso. Semanalmente, los médicos monitorearon la salud de la madre y el desarrollo del feto mediante ecografías. Tras el nacimiento, la bebé comenzó a recibir risdiplam oralmente a los ocho días de vida y continúa con el tratamiento hasta hoy, ya con dos años y medio. Es probable que lo necesite de por vida, pero los resultados son prometedores.

Los análisis posteriores al parto mostraron que el risdiplam había pasado de la madre al feto, aumentando los niveles de la proteína SMN en la bebé. Esto se tradujo en una ausencia total de los síntomas típicos de la AME: no hay debilidad muscular, hipotonía (bajo tono muscular) o fasciculaciones (movimientos involuntarios). Los estudios de función motora y las ecografías musculares confirman que su desarrollo nervioso y muscular es normal para su edad, dice el informe.

Aunque la bebé presentó algunas anomalías congénitas, como un soplo cardíaco debido a un defecto en el tabique ventricular (una pared del corazón), este se resolvió con el tiempo. También tiene una agudeza visual reducida y una hemiparesia leve (debilidad en el lado derecho del cuerpo), así como un retraso global del desarrollo. Los médicos atribuyen estos problemas a alteraciones ocurridas en las primeras etapas del desarrollo fetal, antes de la exposición al risdiplam, y no al medicamento en sí.


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Hasta hace poco, las opciones de tratamiento para la AME eran extremadamente limitadas. Tradicionalmente, se enfocaban en aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes a través de cuidados paliativos. La aprobación de nusinersen en 2016, una terapia de inyección intratecal (directamente en el canal espinal), fue un avance significativo, al igual que la terapia génica con Zolgensma aprobada en 2019. Sin embargo, estos tratamientos aún presentaban desafíos significativos, como la necesidad de procedimientos invasivos y costos elevados.

Risdiplam, al ser una terapia oral, ofrece una alternativa menos invasiva y más accesible, lo que representa una mejora considerable en la forma en que se maneja la AME.

Este caso, por lo tanto, es un hito en la medicina fetal y genética. No solo demuestra que el tratamiento prenatal con risdiplam es viable, sino que representa un cambio de paradigma en el tratamiento de enfermedades genéticas. Por primera vez, se ha demostrado que es posible intervenir antes del nacimiento para prevenir las manifestaciones más graves de una enfermedad como la AME. Y sienta las bases para futuros tratamientos prenatales.

Si bien, los resultados son prometedoores, es importante ser cautelosos. Este es un caso único, y «los resultados no pueden generalizarse», dicen los autores. Se necesitan ensayos clínicos más amplios para confirmar la seguridad y eficacia del risdiplam a largo plazo. Además, el seguimiento continuo de esta niña será crucial para entender los efectos del tratamiento a medida que crezca. Hasta ahora, no se han observado efectos adversos graves.


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